Para el taller del oído estuvimos escuchando diversos sonidos que hacemos con el cuerpo para después hacer adivinanzas con ellos.
Para el taller del gusto, ya probamos los diferentes sabores.
Para el taller del tacto, dentro de una caja tocábamos a ver si lo que allí había estaba duro o blando, y cómo estaba el agua de los cubos (fría o caliente).
Para el taller de la vista, a parte de trabajar con los colores, he llevado a clase colorantes, y les he
estado contando que algunas veces la vista nos engaña un poco con la comida, porque podemos ver algo en el plato que no nos gusta, pero cómo no lo hemos probado no sabemos si realmente está bueno, ya que es el gusto el que se encarga de ello y no la vista.
Así que les he enseñado un vaso de un liquido azul y les he preguntado si lo probarían, muchos me han dicho que no con la cabeza, así que les he mostrado cómo he conseguido ponerlo de ese color.
Ahora que sabían cómo la había hecho si que han querido probarla todos.
Después llegaba la hora del almuerzo y hubo niños que me pidieron poder cambiar el color de sus yogures:
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